“Hoy vas a brillar” le susurró al oído el hombre que siempre la había tratado de opacar. Ella, como quien no tiene memoria, sonrió y se dejó llevar (literalmente hablando y no) Las mujeres tienen ese cambio de carácter que se automatiza ante un sutil roce o una palabra justa (por esa razón son tan frágiles)
La reencontrada pareja de desparejos pensamientos pero de juste acople partieron a su rincón, a su lugar en el mundo. Los tímpanos sobrecargados y los ojos que rebalsaban. Las manos tan llenas como también ellos llenos de vacío. Mientras las horas pasaban el amor metamorfoseaba a engranajes carcomidos. Todo se tornaba forzoso y forzado. Cada vez más repletos de vacío. Él ya se encontraba en la luna, ella en el centro de
10-12-2009 Buenos Aires, Argentina