Tanto tanto

Luchó a la par de los impares. Le tocó caer y pertenecer a la banda de los inapropiados. También le tocó levantar en alto sus brazos y aportar al unísono clamor victorioso. Se podría decir que las vivencias le iban tocando. Así nomás. Agachando la cabeza y sólo batallando con lo que a la vida se le antojaba obsequiarle. Le tocaba de acá y de allá. De los costados, de arriba y de abajo, de frente y de atrás. Ella nunca se quejó. Nunca hasta que un día le tocó que le tocaran lo que a cualquier femenino transforma en mujer. Le tocaron el corazón. Y ahí sí que la lucha se volvió más ardua que nunca. Día a día caer y levantarse. Llovía, nevaba y hasta se descascaraban partes del cielo. Los pies pesados y cansados pero los ojos más grandes que nunca (y es por eso que tanto tanto vale la pena).



11-12-2009 Buenos Aires, Argentina