El auto y los barquitos (y mi viejo)

Comúnmente llega al charco de la esquina el agua que viene costeando el cordón luego de haber descendido por la silueta enjabonada del auto de mi padre. Mientras el viejo se ensaña con desarrollar eficazmente su auto-limpieza- (terapia) yo me divierto haciendo barquitos de diario que surcan el agua vertida sobre la indiferente acera. Sábado tras sábado mismo ritual. Yo desplego barquitos en el agua que rebalsa de su auto. Ahora me pregunto, cuándo llegará el día en que mi viejo juegue con barquitos en el agua que desciende de un auto que yo mismo enjuago dedicadamente.


20-3-2010 Bahía Blanca, Argentina