Mucho mucho ruido


Es obvio que yo también me encuentro flotando.


Ni tus inventivas negativas, ni mis zapatos botita, ni la voracidad de esta elección tomada a fondo blanco. Habríamos supuesto que el efecto colateral causado por el aleteo de la mariposa asiática no era más que un regaño. Error y grave (sin haberlo percibido el caos se había desatado ya tiempo atrás). Cual motín de motines. Así se pasan (o traspasan) los días a tu distancia, así me atraganto también (y tan mal). Perturbado, hueco, neurálgico, imaginando, imaginando, imaginando (e imaginando) ¿Y vos flagelás que hay mucho mucho ruido? Lo que me faltaba. (Lo único que no quería).


11 de febrero del 2011, Sao Paulo, Brasil

Gris M.


“Mírame pronto
antes que en un descuido
me vuelva otro”

Señales- M. Benedetti

La tercer ciudad del mundo con mayor cantidad de edificios que superan los 35 metros de altura fanfarroneaba el folleto de la Tourist Guide. Me subí en uno de esos tantos monstruos y medida me elevaba, el paisaje a apreciar a través de las ventanas era cada vez más gris. Gris cemento, gris smog. Gris inmenso, gris horizontes. Gris costumbre. Gris.
Para ser franco siempre sentí rechazo por determinados colores, y uno de ellos, si así lo puedo llamar en esta ocasión (y que me disculpe mi maestra de plástica de tercer grado) es el gris. Ni blanco, ni negro. El mix de tintas. Ni bueno, ni malo. Ni fu, ni fa. El mitad de camino. El mediopolvo.
Entonces ahora yo, meditabundo, reflexiono echado muy cómodamente en la de tres plazas del cinco estrellas a diez de pasadas las doce. Y dilucido que hay mucho de parecido y auténtico entre el tipo que mide dos metros setenta y cuatro y el otro que apenas rasguña los setenta y cinco centímetros. Uno, que cae en el triste error de considerarse aliviadamente normal, no es más que un ser ordinario, un punto intermedio, uno más del montón (enotraspalabras: un gris). A raíz de lo manifestado (y dudo que celebrado) arranqué ahí nomás a rebobinar (símil lapicera Bic en un cassette) y sucedió que encontré mucho punto medio que anda dando vueltas por ahí. La media de la población consume […], el común de los hombres prefiere […], me siento identificado con […]. Y así seguí tirado en la cama, largas horas, vomitando letras; y como fiel que soy a las novelas bien noveleras tan afamadas en este país (por cierto bien llamadas culebrones) me acordé casi de manera obligada de la última mujer que recientemente mehabíaafanadoilcuore. Y un poco thinking, un cacho confessing y otros tantos pedazos understanding rememoré cuantos momentos habíamos compartido y cuanto había sentido. Y caí en la cuenta y Oh! Revelación de que entre lo mucho que quería y lo poco que podía me había quedado inmóvil, estático, patinando en barro, sin arrancar. Me había quedado clavado en el medio.
A Sao Paulo se le caía otro atardecer más encima y se ponía aun mucho más gris, y para colmo empezaba a llover.



7 de febrero del 2011, Sao Paulo, Brasil.

Reflexiones de Ramón D. Dopazos (III)


Diario N° 7 – Hoja 84. Análisis express sobre el pasado, el presente y el futuro desde la óptica de un formícido ensimismado en tiempos de veraneo.



Será la lapicera de mi abuela que ya no escribe (N.d.A. ninguna de ellas). Será la casa en la costa, sudore da mio nonno. O el surtido vaticinio de pájaros y sus sendos cánticos de sonidos símiles ukelelescos (a mi entender) que siempre decoraron las veraniegas mañanas montermoseñas de esta ciudad olvidada durante el año, de este barrio alejado del cemento. Solapados y encapuchados tras el aroma a caffé fatto in casa y a pan tostado se dan a conocer los insurgentes y ya trillados fantasmas del anteayer. Vuelven a desfilar uno a uno los pies de tiempos de sepia y estufas a leña y así logró asimilar y comprender por qué soy lo que soy (y lo que fui y lo que no pude ser). Y mientras transgrede este trance/divague meloso/nostálgico caigo en la incertidumbre de reflexionar o no acerca de loqueseviene (Oh!). Como no creo en los superpoderes ni en los supermilagros ni en elconmayusculayacento, por descarte y en fase eliminatoria, me asemejo más acertadamente a una hormiga colorada (nc. Acromyrmex striatus). Soy de pequeñas dimensiones, siempre con la espalda sobrecargada, la mayoría cree que soy de preferencia omnívora y muerdo cuando me asusto. Así encaro con el esternón los posibles años venideros (¿remotos?). A todo esto requiérase adjuntarle y sumarle mi durante (sin. el ahora, right now, status quo) y como anoche llovió mucho sobre el techo de chapa mi ahora es de quietud, de estado de rumia, de pace (peace o paz). Encuentro en el silencio matutino el afán por entubar y escribir y así, en la tertulia gominosa de letras, me encuentro. Mientras tanto febo asoma y yo me predispongo, ya en versión súper-light bien lograda, a bajaralaplaya a mutarme entre rojocamarón y verdemate.


(Carrying the esterilla baby!). Acta est fabula.



9 de enero del 2011, Monte Hermoso, Buenos Aires, Argentina.


De puertos y peras (y largas esperas)

¡Noooo!

(Como para desperezarme, desatar cabos y para gritar por gritar)

La dinámica inherente y la bulliciosa ebullición de mis glóbulos rojos quebrantados por la excesiva demanda de oxígeno producto de my way of being (quéselevacer, che). Como un frasco de conserva ultra cerrado a presión (y por demás cauteloso). La lesión por mi falta de intención y la gran tensión acumulada año tras año (de los síntomas ni mención). Laburo burro y demás yerbas. La omisión de la historia completa (lanoverdad) y el sentimiento de culpa (culposo desde la cuna por imposición N.d.A.) Entonces me pregunto si voy al muere acá mismo en San Isidro (¿Quién sabe?). Ahora me limito y me digno indignamente a esperar (así lo fue desde los inicios y en este día en particular también lo es). Primero aguardé por un buque filipino de bandera griega, y de momento lo hago por la flamante pareja pronta a consagrarse de tortolitoslistos. Así que indefectiblemente no tengo más alternativa y determino democráticamente que me muto a pera (nc. Pyrus communis L.). Y me muto por tanto sentarme sin asentarme (y a esta altura de las circunstancias claro está el quid de la cuestión, el kit de la inmersión, el kill de la ilusión). ¡Ah, por cierto! Vendría siendo una pera roja (y guarda porque no es lo mismo que una amarilla o verde) (vale la aclaración no tan tardía). ¡Noooo! (I shout again: grito de nuevo) Y grito alargando el no porque me abruma el nervio (y soy de naturaleza inquieta como bien ya mencioné). Sube la temperatura ambiente y tengo calor (mucho y del bueno). El clima del Paraná en horas tempranas ahora complementado por la incomprensión y la pesadez de mi auto. Supongo que ya estoy más que incómodo e incordioso. Con jean en una fiesta de gala, de bala en una tierra de paz. Irreparablemente cada vez más inescrupuloso. Mi carrito a rulemanes atraca en Mónaco y arrojo de côté las llaves al inerte valet parking en esmoquin (include: guiñe de ojo cliché de mi parte). Si la radio no me acompañase en este divague que transcurre dentro de la soledad silenciosa de mi tres puertas gasolero, si me sucediera algo (no sé qué, algo) en el camino de regreso (y ahí dejo picando el tema de los caminos y los regresos y los destinos y la factibilidad de que no exista tal destino). Le sumo pues, una cuota más de rigidez cadavérica (¿o calavérica?) a esta situación que en definitiva no es tan dramática como se dice (mi pronta tendencia a relativizar para amenizar y así descontracturar la columna de mi vida). En fin, ya que continúo nebulando bajo el mismo contexto (el del auto, con calor, la radio amiga, el vaho, el ballet de la lapicera, las esperas, la fiesta de casamiento, las encrucijadas y demás) espero. Y ya que espero por lo menos espero verla sonreír y que podamos bailar toda la noche (o por lo menos hasta que urja devolverme al puerto).

- Hace mucho que no la veo, me digo y reflexiono (e interrumpo la escritura).

Exhalo aludiendo que ya estoy listo para el remate de esta narración (preparado para el desenlace) y sentencio: al fin de cuentas todo fue por ella, para verla liviana, para verla feliz, para verla (también un poco para alimentar mi ego y también mucho para que me abrace fuertefuerte, muy fuerte)



17 de diciembre del 2010, San Isidro, Buenos Aires, Argentina

"Lavueltadelperro"

Comienzo a inquietarme y me pregunto por qué la gente sale a pasear en auto o moto los domingos por la tarde. En qué se fundamenta la necesidad imperiosa de lanzarse a las calles con el simple afán de caracolear. Qué justifica la culturización de lavueltadelperro durante las últimas horas del fin de semana. A qué atribuimos que ciertos individuos y/o sujetos se vean en la obligación de zambullirse a matar el tiempo una jornada antes del fatídico lunes. No entiendo que carencias de vida camuflan cuatro ruedas (o dos o ninguna) y un andar somnoliento en segunda por las calzadas del parque o del centro comercial. Acaso los domingueros no tienen nada mejor que hacer ¿Qué tristezas ocult…. ¿Qué tristezas ocult…. ¡Dale che! ¡Mové ese cacharro infelíz! […] ¡No te digo! Si todos estos desgraciados no salieran a dar vueltas hoy domingo por la tarde yo podría pasear tranquilo. (Poné la AM mi amor)


Domingo de Diciembre del 2010, Bragado, Buenos Aires

"Volveravolver"

Me había convencido rotundamente de no volveravolver.


El bajocero, la nieve y mi dramatismo dramatúrgico en Transilvania me mutaban hosco, oso, osco, inoportuno. Café subcaliente (o casi frío) y toneladas de papeles sexualmente vírgenes definían mi chapa, mi identidad de barril, mi vacío. Ya sumaba años de experiencia en cuanto a mis actitudes (más plus de aptitudes) de inexperto (mis bodas de plata como rueda en el barro le solía llamar). Fantaseaba y fanfarroneaba con fama (más fame que fama in fact - N.d.A). Mi cohete espacial, mi princesa, mon château en France, mi Yo. A esa altura de las circunstancias seguía casi convencido de no volveravolver (pero con los dedos de los pies algo frizados)


El calor, la arena y el libertinaje de las Baleares me tornaban ligero, pez, divino, igual de inoportuno. Cerveza cuasifría (más bien caliente) y metros cúbicos de tinta lasciva constituían mi tatuaje, mi piel colorada, mis excesos (mi nada de mucho). El cloruro de sodio marino se entrometía dermis adentro y la deshidratación del alma era inminente. Catarateaban chorradas de transpiración que se escapaban entre las toneladas de piedras devenidas a granitos (de lo majestuoso a lo pequeño just one step my dear). La impaciencia por deglutir agua oceánica me arrebataba la partida. Para aquel entonces (y con mucho vértigo) ya me cuestionaba eso de no volveravolver.


La lluvia, la tibieza y la templanza de las pampas argentinas me devenían rumiante rumiando, tranquera adentro, cultivo de cebada oleando (aún más inoportuno). Vociferaba y exclamaba mi derecho (y necesidad) de piso. Mi temple me obligaba a morderme los dientes (los de arriba contra los de abajo y viceversa (sin. al revés)). Las rutas deterioradas, la vida en hotel (tres estrellas), las cartas de la mucama enamorada, trucha a la manteca con salsa de frutos rojos y milhojas de verduras, mi eterna lectura de rayuela. El desafío de beatificar mi signo y su equilibrio. Por esos tiempos (en realidad serían estos tiempos ya que estoy escribiendo ahora mismo pero en tiempo pasado) ya no reparaba más in questo dilema de volveravolver. De volver ya sólo me quedaba devolver (lo que nunca fue mío).




Diciembre del 2010, Bragado, Buenos Aires.

Closed

Nada. Le volví a tocar la puerta y nada. Ya me estaba empezando a preocupar cuando al fin salió y me dijo “La puerta como tus frustraciones” y volvió a cerrar. Me quedé ahí parado, inmutado, creyendo que nunca había golpeado aquella puerta o pensando que nunca más se volvería a abrir.


28 de Noviembre del 2010. Bragado, Argentina.

Reflexiones de Ramón D. Dopazos (II)

Diario N° 3 – Hoja 76. Prueba de asimilación de un conjunto de palabras escritas sin separación y en cursiva y el debate interno del por qué.


Serenidad. Serenidad y contemplación me pidió. Eso me pidió. Ya que estábamos yo también pedí y le pedí que no me pida nada más. Que ya era mucho. Que me atosigaba. Se sonrió y me dijo que así y todo me amaba. Yo le sonreí también (y me quedé pensando en eso de así y todo).

Si me sincero (ante mi inframundo y el universo) debo reconocer que había existido un tiempo (pasado pluscuamperfecto intencionalmente mal empleado) en el cual yo me desenvolvía más predispuesto, más entregado, más limpio para con el amor (sin tanta trinchera digamos). Las diversas vivencias en el rubro me llenaron de rosetas, que se pegaron, se adhirieron, se remorizaron, me arrosetaron in situ, me volví pinchudo. Pienso y concluyo que en definitiva eso de la experiencia es un poco una gran falacia o sofisma. No sé qué y cuánto aprendí (refiriéndome, claro está, a lo que denominaríamos estrictamente como amoramorcienporcientoamor). Más que preparado me siento como reparado. Reparado porque algunas tantas veces anduve roto. Reparado porque reparo en aquellaspseudopequeñascosas que son intrascendentes y me contaminan sin afianzarme a ninguna relación. Re-parado porque no voy ni para atrás ni para adelante.

Honestamente este tema me tiene moderadamente preocupado. Lógico que empiezo con la trillada y clásica bobada de cuestionarme si me volveré un viejo solitario, renegado, feo y calvo (las coherentes incoherencias acordes) (suspiro).

En fin (y para ir cerrando), los que sí tienen experiencia en algo (cualquiera sea el ámbito y/o rubro) afirman con vehemencia que todopasa. Particularmente me resulta incordioso cuando a modo de consuelo la gente te trompea un todopasa (que vendría a ser como un buenoyaestánomebancotutristezasigamosconotrotema). Me guste o no tengo dos opciones. O bien les creo a estos sabios de la esperientzia, me relajo y me tiro en una hamaca paraguaya a tomar algo frío y a esperar como si nada (viste che!) que eso pase (o TODO pase); o bien no les creo absoluta y rotundamente nada y opto por la segunda posibilidad que vendría a ser algo más bien personal e improvisado y de momento como[…]como[…]¡Bué!…no estoy muy seguro pero creo que en la casa de Montevideo y Thompson mi abuela tenía guardada de un viaje a Cataratas una hamaca paraguaya muy regia (que le había quedado con los años).


27-10-2010 Puan, Argentina

Melenas al viento!!

Cuantos peces! Melena ha arribado a las 5000 visitas y (vuelve) a renovar su imagen.....
Chapuzón de letras per tutti!

Gracias Joa por el diseño! www.nuncaconfiesenconejos.blogspot.com
Gracias Agus por el diseño! http://www.murosweb.com.ar/

Reflexiones de Ramón D. Dopazos

Diario N° 5 - Hoja 26. En referencia a los paréntesis y la connotación de la palabra ergo

De marinero tengo muy poco (exceptuando la típica costumbre de cerrar los ojos, apretar los puños y permanecer callado y en silencio). De astronauta no tengo nada, ni siquiera las angustiantes ganas de jugar al balero. De lagarto me queda sólo el pecho corrugado.

Medida pasan los años me voy vaciando de cualidades (adjetivos calificativos como técnicamente se decía en la primaria). Será que me vengo definiendo (qué se yo). Ando chocando con los espejos (sin. inescrupulosos sicarios epidérmicos), ando peleando con los vidrios de las vidrieras (sin. frustrados aspirantes a espejos). Let it be era la de Los Bitls; Let it bleed parodiaban de antemano Los Rollin. Crónicos y anacrónicos al mismo tiempo, valga la doble redundancia. Contundentes frases sintéticas que definen (y claramente diferencian) lo que se quiere (o anhela) de lo que realmente se es. Como el antiguo viejo nuevo testamento o una noche de verano pero en el hemisferio norte. Contradictorio. Así recepciono el pasado del futuro. Así sos vos, tu departamento nuevo, tu vocación, el café que servís, el libro que me regalaste, el ojo que tenés al lado del otro, tus aspiraciones. Así sos vos (y te entiendo). Ergo (sin. consecuentemente) así soy yo (¡Yo soy así!)


25-10-2010 Puan, Argentina



Ernesto (y lo que hacemos)

Ernesto ya estaba en el café desde antes (por las dudas, mucho antes). Había elegido la mesa que está contra el rincón, abajo del poster de Lou Reed. Cuando el mozo lo atendió Ernesto se quedó callado por un instante. Pensó. Finalmente pidió un vaso de agua. “Perfect day” cantaba el de la canción casualmente y la mesa estaba más rallada que de costumbre. Un azul oscuro casi negro le copaba la mirada y al mismo tiempo se interrogaba ¿Por qué razón existen las discusiones? Uno tiene un pensamiento que el otro no comparte (pero quizás lo hará). Política, fútbol, religión, playa o montaña, asado al carbón o a leña, rubias o morochas, vaso medio lleno o medio vacío, maní pelado o con cáscara, discusión o intercambio brutal de opiniones. La última primavera había sido regia. No había tenido mucho trabajo y pudo interactuar con los brazos de la estrella-sol (no había sido así los años anteriores por cuestiones fisiológicas de costumbre) Ramas, por las ramas se iba hasta que llegó ella y le dijo –Hola. Disculpá la demora, el sistema de transporte en esta ciudad no es como en un país de primera así que puse segunda y me vine a pie-caminando. – No te hagas drama, si total recién acabo de llegar yo también. ¿Sabías que el maní me gusta pelado? -¿Qué decís Ernesto? ¿Hoy también estás pánfilo? –Disculpame Lu, no me hagas caso.

Bla, bla, bla mozo más agua y cerveza bien fría y algo para ir picando y otra cerveza ¿fuego? dos cafés la cuenta y graciasportodohastaluegochau.

En la retirada pedestre descubrieron que la ciudad estaba un poco fría y un poco calurosa (dependiendo de las cuadras). Luisina se mostraba casi interesada, casi enamorada, muy consternada. Ernesto era casi Luisina (la amaba y le daba pavor morirse solo). También estaban las vidrieras. Los maniquíes siempre están bien empilchados (pensó él). Si no fuera por sus caras vacías serían estereotipos de gente macanuda para conocer. Luisina llegó hasta la esquina que separa y ahí nomás se-paró. Ernesto pensaba si su aspecto correspondía al de un tipo macanudo. Cuadra y media más tarde (y sin coches tocando bocina) se dió cuenta de que estaba muy lejos de ser un tipo macanudo y que encima estaba caminando solo.


“Al fin de cuentas somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” Eduardo Galeano.


Ernesto no pegó, un ojo en toda la noche.


23-10-2010 Bahía Blanca

El título lo estoy pensando

Nunca había sentido tantas ganas de salir a caminar como ayer. Me calcé mis pantuflas de Sunday Morning, anudé el cinto de la bata, me acomodé los Ray Ban legado de mi viejo y salí. El Febo matutino estimulaba la desintegración de mis radicales libres y asimismo, comoquiennoquierelacosa, me alquilaba paz. Inhalé tres veces, inflé la cavidad torácica y doblé a la izquierda. Al ritmo del taca que te tacacle pantuflié cuadras y cuadras.
Iba pensando en que tenía ganas de pensar en algo. De repente advertí que no tenía nada en que ponerme a pensar. Entonces pensé que si no tenía nada en que pensar era porque ya había pensado demasiado. En consecuencia empecé a pensar por qué siempre estoy sediento de pensar, por qué lo necesito. Qué me motiva a pensar y hasta repensar las cosas.Cuál es el costo de pensar y ultrapensar. Cuál?...
Seguía pensando sobre esta encrucijada del superpensar cuando sentí frío en los pies y caí en la cuenta (más bien observé) que había perdido las pantuflas. Ahí entendí.

11-9-2010, Bragado, Argentina