De puertos y peras (y largas esperas)

¡Noooo!

(Como para desperezarme, desatar cabos y para gritar por gritar)

La dinámica inherente y la bulliciosa ebullición de mis glóbulos rojos quebrantados por la excesiva demanda de oxígeno producto de my way of being (quéselevacer, che). Como un frasco de conserva ultra cerrado a presión (y por demás cauteloso). La lesión por mi falta de intención y la gran tensión acumulada año tras año (de los síntomas ni mención). Laburo burro y demás yerbas. La omisión de la historia completa (lanoverdad) y el sentimiento de culpa (culposo desde la cuna por imposición N.d.A.) Entonces me pregunto si voy al muere acá mismo en San Isidro (¿Quién sabe?). Ahora me limito y me digno indignamente a esperar (así lo fue desde los inicios y en este día en particular también lo es). Primero aguardé por un buque filipino de bandera griega, y de momento lo hago por la flamante pareja pronta a consagrarse de tortolitoslistos. Así que indefectiblemente no tengo más alternativa y determino democráticamente que me muto a pera (nc. Pyrus communis L.). Y me muto por tanto sentarme sin asentarme (y a esta altura de las circunstancias claro está el quid de la cuestión, el kit de la inmersión, el kill de la ilusión). ¡Ah, por cierto! Vendría siendo una pera roja (y guarda porque no es lo mismo que una amarilla o verde) (vale la aclaración no tan tardía). ¡Noooo! (I shout again: grito de nuevo) Y grito alargando el no porque me abruma el nervio (y soy de naturaleza inquieta como bien ya mencioné). Sube la temperatura ambiente y tengo calor (mucho y del bueno). El clima del Paraná en horas tempranas ahora complementado por la incomprensión y la pesadez de mi auto. Supongo que ya estoy más que incómodo e incordioso. Con jean en una fiesta de gala, de bala en una tierra de paz. Irreparablemente cada vez más inescrupuloso. Mi carrito a rulemanes atraca en Mónaco y arrojo de côté las llaves al inerte valet parking en esmoquin (include: guiñe de ojo cliché de mi parte). Si la radio no me acompañase en este divague que transcurre dentro de la soledad silenciosa de mi tres puertas gasolero, si me sucediera algo (no sé qué, algo) en el camino de regreso (y ahí dejo picando el tema de los caminos y los regresos y los destinos y la factibilidad de que no exista tal destino). Le sumo pues, una cuota más de rigidez cadavérica (¿o calavérica?) a esta situación que en definitiva no es tan dramática como se dice (mi pronta tendencia a relativizar para amenizar y así descontracturar la columna de mi vida). En fin, ya que continúo nebulando bajo el mismo contexto (el del auto, con calor, la radio amiga, el vaho, el ballet de la lapicera, las esperas, la fiesta de casamiento, las encrucijadas y demás) espero. Y ya que espero por lo menos espero verla sonreír y que podamos bailar toda la noche (o por lo menos hasta que urja devolverme al puerto).

- Hace mucho que no la veo, me digo y reflexiono (e interrumpo la escritura).

Exhalo aludiendo que ya estoy listo para el remate de esta narración (preparado para el desenlace) y sentencio: al fin de cuentas todo fue por ella, para verla liviana, para verla feliz, para verla (también un poco para alimentar mi ego y también mucho para que me abrace fuertefuerte, muy fuerte)



17 de diciembre del 2010, San Isidro, Buenos Aires, Argentina

"Lavueltadelperro"

Comienzo a inquietarme y me pregunto por qué la gente sale a pasear en auto o moto los domingos por la tarde. En qué se fundamenta la necesidad imperiosa de lanzarse a las calles con el simple afán de caracolear. Qué justifica la culturización de lavueltadelperro durante las últimas horas del fin de semana. A qué atribuimos que ciertos individuos y/o sujetos se vean en la obligación de zambullirse a matar el tiempo una jornada antes del fatídico lunes. No entiendo que carencias de vida camuflan cuatro ruedas (o dos o ninguna) y un andar somnoliento en segunda por las calzadas del parque o del centro comercial. Acaso los domingueros no tienen nada mejor que hacer ¿Qué tristezas ocult…. ¿Qué tristezas ocult…. ¡Dale che! ¡Mové ese cacharro infelíz! […] ¡No te digo! Si todos estos desgraciados no salieran a dar vueltas hoy domingo por la tarde yo podría pasear tranquilo. (Poné la AM mi amor)


Domingo de Diciembre del 2010, Bragado, Buenos Aires