3.30 am AR


Suponiendo estúpidamente que las novedades se movieran en papel tissue, cortando los mares dentro de una botella verde oscuro y fea. Suponiendo que mi no presencia sea atribuible al tragicómico espanto a un nuevo fracaso (hubo otros miles). Suponiendo que no lo hago adrede y presuponiendo que no debería suponer nada en absoluto (y vos tampoco). Así me manifiesto.
Ya como dardos quedaron las ánimas de probar y testear. Ahora me chequeo en el espejo. Me miro y entiendo que ya estoy viejo. Que ya no deliro con las nubes, que me revientan las rodillas en días de humedad, que no celo a mis amigos. Ahora que las separaciones no son agudas ni histéricas, sino elefantes que se clavan en la espalda. Ahora que soy muy lento y ando valorando. Ahora que es ahora, claro.
Tengo muchas ganas de escribirte una carta. Y cada vez que lo pienso me choca un tren en la nuca (no miento) Quedo ido. Implotado. Rendido. Quedo quedado.
En fin, anoche volví a soñarte. Me desperté y no me pude volver a dormir. Durante el día no pude despertarme. Y así soy yo hoy, un cacho de cosa. Un hombre que muy lejos de levitar, desconoce de dónde agarrarse y confunde lo real con vos.




3.30 am del 6 de agosto del 2011. Capital Federal. Argentina