Rutina de impacto

Esa mañana se incorporó a su tediosa rutina. Cansado de desayunar siempre lo mismo optó por devorarse una rebanada de pizza y acompañarla con cerveza y luego un café. A la hora de vestirse prefirió un short de baño verde, una camisa a cuadros roja y las pantuflas de domingo. De su traje negro ni noticias. Tomó las llaves del auto, las arrojó por la ventana y se montó a su jubilada bicicleta rodado 24. Cortó camino por el parque y luego transitó por la avenida principal en dirección a su lugar de trabajo. Arribo a su oficina con 87 minutos de retraso. Cuando su superior lo encontró vestido con semejante look playero y todo sudado pidió explicaciones y él simplemente miró para el costado de modo indiferente.
La siguiente mañana se incorporó a su novedosa rutina. Como ya no era hora para desayunar pidió unas empanadas por teléfono. Se sentó en su sofá y encendió la TV. En el noticiero los periodistas informaban que la tasa de desempleo subía un 0,01 % y que una nueva peste amenazaba al mundo. Él simplemente miró para el costado de modo indiferente.


4-11-2009 Brasov, Rumania