Cajón amarillo

El lugar ya lo había conocido aquella vez que acompañé a Lucho (mi amigo que encontré de mochila en Iruya). Hoy regresé. El cajón de fantasía decora una de las esquinas entre Sarmiento y Jean Jaures en pleno corazón arrabalero del Abasto, tierra de Gardel. La excusa fue la literatura. Allí estaba Víctor. Los libros se imponían y a la vez se perdían entre el amarillo y el aroma a papel con historia. Café de por medio Víctor me contó como la poliomielitis lo dejó más que rengo y como se las ingenió para militar en sus años de estudiante de psicología. Las historias iban, venían e iban. Las letras se amigaban formando frases y las frases se volvían cruces, marcas. Las horas quedaron peleando las últimas posiciones. La tarde me adormeció bajo el manto de un Buenos Aires madraza. Eso es el barrio, la ciudad. La vida. De souvenir me llevé algo de Kundera.

12-12-2009 Buenos Aires, Argentina