Del barro

Te venias a tropezones mientras me pedías tierra. No sólo te di tierra sino que también te regalé agua. El degradé apabullante de tus principios fue puro final y te debatiste entre sabanas y mesas de bares. Un tiempo después (y no muy tarde) me gritaste a modo de ley de último recurso, quizás buscando seguridad o compasión. Entonces tu tierra se hizo barro y de tu barro me quedé con el agua. Así limpié uno de mis ojos mientras tu piel se quebraba inerte.
Ya no se si hoy queda rastro de ese barro o aquella agua. Parece que todo es aire y bien sabemos que en el aire las hojas vuelan sin un sentido estricto. Libres

21-9-2009 Cala Bona, Mallorca, España