Extractos no tan abstractos al tacto

Como si fuera rutina el hombre de barriga prominente desabotona su camisa a cuadros y se prepara para el desafio. Su adversario no pasa de los 60 Kg. y sus ojos saltones evidencian una alimentación carente de los nutrientes adecuados. Cuando al fin se encuentran cara a cara dan inicio al intercambio de insultos, trompadas, patadas y un poco de saliva. Caen de a turnos al suelo cubriéndose de lodo. Tras cinco minutos furiosos de pura adrenalina la riña llega a su evidente desenlace. Unos de los hombres comienza a llorar.

Silvia se desviste puntillosamente. Quita una a una sus prendas y las acomoda delicadamente sobre la silla ubicada al lado del lavamanos. Comprueba que el agua esté caliente y se sumerge en la tina de baño heredada de su abuela. Mientras su cuerpo se vuelve liviano entre las sales y las burbujas comienza a llorar desoladamente. Piensa que no sabe por que. Acto seguido, todo se vuelve la misma cosa, vapor.

La música suena de fondo y me hace profundizar. Las voces en otras lenguas terminar de decorar el paisaje sonoro del lugar. La ventana se rinde ante la nieve. Como ya me es habitual en este ultimo tiempo me encuentro en silencio y escribiendo. Para ser sincero hace tres años que no me afeito y un año y medio que no me cambio la ropa. No por que no quiera, sino por que no puedo.

Una persona cualquiera se prepara un café. Escoge unas galletas y se acomoda en su sofá preferido. Escucha plácidamente como la lluvia golpea sobre su techo mientras descubre una por una las páginas del último libro que le prestaron. Lee. Se sumerge. Comienza a llorar.

3-11-2009 Brasov, Rumania